lunes, 12 de julio de 2010

Un poco de Historia

El hombre siempre ha querido ser poderoso, esa es su naturaleza. Y siempre supo que el conocimiento es un ingrediente primordial para tener poder.

Esto ha guiado al hombre desde tiempos remotos a hacer todo lo posible por obtener y almacenar información del mundo que lo rodea.

Por ejemplo los pueblos primitivos acostumbraban a contar las cosas, como animales, armas, etc., haciendo marcas en una piedra o utilizando palitos como representación numérica. Esto le daba información sobre sus pertenencias.


Pero las complicaciones no se hicieron esperar. Muchas veces era necesario hacer comparaciones entre dos cantidades. Así cada quien tenía que traer sus palitos, y colocarlos en parejas. Al final, el que quedaba con más palitos en la mano, era el que tenía mayor cantidad de bienes comparados.

Asi fue que el hombre se percató de que su capacidad mental para realizar cálculos es limitada y esta limitación fue lo que lo motivó a crear y desarrollar una gran cantidad de herramientas para que le ayudaran a realizar cálculos de cierta complejidad.


El Ábaco


El ábaco es considerado como una de las primeras herramientas mecánicas para la realización de cálculos aritméticos. Consiste, en su forma general, de un marco de madera tensando unos alambres y sobre ellos se desplazan unas cuentas. Se tiene información de la existencia de ciertos ábacos primitivos hacia 2000 años a. de C.






La Máquina de Pascal y la Regla de Cálculo

El Pascalino


No fue sino en 1642, cuando se propuso el primer dispositivo mecánico para realizar las operaciones aritméticas básicas (suma, resta, multiplicación y división). Blaise Pascal, con la intención de ayudar a su padre, quién era un cobrador de impuestos, diseñó un aparato el Pascalino basado en mecanismos de relojería que permitía efectuar las operaciones básicas.

Debido a que los avances tecnológicos de la época no le proporcionaban los elementos con la precisión que Pascal requería, solo puedo culminar satisfactoriamente modelos de máquinas que sumaban y restaban.



La máquina de Leibniz

El ingenio de Pascal, si bien funcionaba, no tuvo el éxito que se podía esperar.

Las máquinas requerían de personas expertas para su manejo y eran tan complejas que sólo Pascal y sus asistentes eran capaces de repararlas. Aún así, los modelos fabricados por Pascal fueron mejorados por otras personas, hasta que en 1964, Leibniz creó una máquina que era capaz de multiplicar y dividir, además de sumar y restar.

El diseño de la máquina de Leibniz fue tan sencillo y tan genial, que hasta no hace mucho, se podían encontrar en algunos comercios, máquinas que funcionaban según sus principios.



La máquina de Babbage

La máquina analítica

1. La máquina debe ser capaz de ejecutar varias operaciones elegibles por unas instrucciones que se encuentran en un medio externo, es decir, que la máquina pueda ser programada.

2. La máquina debe disponer un lugar para almacenar los resultados intermedios y finales. Teniendo en mente estas dos ideas, diseñó lo que denominó la máquina analítica. A pesar de que el diseño de la máquina analítica estaba completo, esta nunca pudo llegar a construirse, porque la tecnología de la época no estaba lo suficientemente desarrollada para proveer a Babbage de los componentes requeridos. También, tuvo dificultades en mantener el financiamiento del proyecto, debido a sus continuas modificaciones en el diseño, para su mejora.

El modelo de la máquina analítica incluye una memoria que puede almacenar 1000 números de hasta 50 dígitos cada uno. Las operaciones a ejecutar por la unidad aritmética son almacenados en unas tarjetas perforadas. Se estimaba que la máquina tardaría un segundo en realizar una suma y un minuto una multiplicación.

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